Me hago cargo, en teoría,
de mi labor de sanadora. Soy
la que conoce los bálsamos, los remedios,
la que todes
buscan para conseguir alivio, paz
o consejo.
Me han convencido de que tengo
el poder de entender y de explicar,
la paciencia para
encauzar desmadres y desbordes
propios y ajenos.
Pero hoy pido perdón y cierro
mis puertas, ni siquiera
pongo una excusa o recompongo
la narración de mi propia caída.
Hoy ando desarmada y tambaleante,
hoy nadie me exige
más que limones o jazmines
cuyo olor nos acerca y nos sonríe
sin diagnósticos ni pronósticos
probables, improbables o específicos.
Hoy zigzagueo ofídica y subterránea,
hoy poemo apenas como huella
de babosa borracha que no sabe
cómo esquivar la sal, cómo enmendarse
cómo seguir, cómo trepar, ni por qué no.
Hoy, ahora, en el aire
No hay comentarios:
Publicar un comentario