domingo, 23 de octubre de 2011

Extrañarlas

Extraño a mi mamá y a mi hija.
Una se murió y no puedo
ir a contarle lo que estoy leyendo.
La otra desaparece
el sábado a la noche
y la tarde del domingo.

Mis hijos y mi papá
giran alrededor mío.
Perdidos.
Ellos no saben
ya qué hacer conmigo.

domingo, 16 de octubre de 2011

Maternal

Nunca le escribí poemas a mis hijos.
¿Y qué? ¿Es tema obligatorio?
Creo que la primera vez algo intenté
y "mi vida al borde de tu cuna"
era demasiado patético
para sobrevivir a la potencia
del primer parto.

Cuando algunos me dicen:
¿Nunca le escribiste poemas a tus hijos?
Yo digo no.
Ni a mi hija tampoco.

domingo, 2 de octubre de 2011

En la palma de la mano

En un primer momento, escribir es para mí una necesidad fisiológica, tan urgente como hacer pis.
Después, cuando hay que corregir, una ansiedad tremenda de que el alivio, la felicidad que me produjo a mí tal "descarga" se transforme en una pieza de felicidad para el que lee. Quiero que alguien se sienta delante de lo que yo escribo como yo me siento delante de algunas cosas que leo: la seguridad de que ese conjunto de imágenes y palabras es único, que soy diferente ahora que lo leí, que quiero volverlo a leer y agarrar ese poema/cuento/novela como se agarra un canto rodado de los lindos y se lo hace rodar, girar y se lo esconde en la palma de la mano.

Elementos

Un poema que escribí en mi cuerto del primer piso de la casa de mis viejos, o sea, entre los 17 y los 19. Que se publicó en una página rara del diario La prensa (???). Otro mundo, otro tiempo, otra Paula. Enamorada, eterna, creyendo eterno ese amor. Hoy me suena grandilocuente, fuera de toda medida, desmesurado (y con repeticiones de Nurit me ayudaría de pulir, jeje).

Aquí revive gracias a lectores blogueros:
http://huesia2.blogspot.com/2011/10/paula-irupe-salmoiraghi.html?showComment=1317562242303#c1349022780888452227