martes, 25 de abril de 2017

Las serpientes no tienen manos

CASI INOCENCIA




I

Deslizarse como un hilito de agua
entre las rocas.
Termino de decirlo y pienso:
¿Hilo de agua o serpiente?


II

Serpentear
puede ser agradable.
Arquear cada huesito
por el lodazal pegajoso.
Esquivar las aristas las piedras
los despeñaderos.
Deslizarse y fingir
que se es buena
que se desconoce
el uso de veneno
que nunca se ha matado
por estrangulación.


III

Las serpientes no tienen manos.
Yo
llevo las yemas de mis dedos
desde la palma hacia afuera.
Abro y cierro
abro y cierro el puño
y me salen flores.




De El cajón de las manzanas podridas. Baltasara Editora. Rosario. 2016.

jueves, 6 de abril de 2017

El poema decisivo

Con un vaso de licor
y un pucho en la mano,
a las dos de la mañana en mi cocina,
mientras caliento los fideos
que mi hijo menor preparó
a mediodía,
he decidido
que necesito volver a enamorarme.

Pienso en el amor y dos cosas
me vienen a la cabeza:
una es buena y la otra es mala:
pienso en Gustavo y en escribir.

Lo segundo es la buena.
Tengo que corregir lo primero.

sábado, 1 de abril de 2017

Emtreversos, 2da edición

Impresos y a reescribir

Luego de todo el proceso de publicación y presentación de El cajón de las manzanas podridas, habiendo ya pasado 7 años de Mi tren monoplaza, descubro que no queda nada "guardado hace mil años en cajones y cuadernos" sino toda una producción de poemas nuevos, calentitos, que reclaman orden y amasado. Para eso tengo impresora nueva y mucho laburo en papel, birome y culo en cama y espalda contra el colchón para buscar en el techo naranja los modos reescriturales lejanos a la inspiración desbocada.