domingo, 8 de abril de 2018

Taller encuirado en Bok

Largamos hace un mes. Desde la charla abierta que me vengo sorprendiendo por la cantidad de gente, variedad de géneros y edades y formaciones y visiones y por el nivel de interés y curiosidad que despiertan mis tres ejes: feminismo, teoría queer y poesía.

A pedido del público hacemos cada encuentro centrado en un tema y, aunque no me obligo a ser ordenada, la ola de deseo y comunicación, nos lleva dulcemente hacia lecturas y experiencias compartidas deslumbrantes. Hasta ahora le dedicamos un día a:
1. Historia del feminismo: primera, segunda y tercer ola.
2. Tres poetas que iluminan tópicos: Silvina Ocampo, María Elena Walsh y Amelia Biagioni.
3. Feminismos latinoamericanos: Generalidades y Sor Juana Inés de la Cruz.
4. Maternidades y maternazgos: Pachamama, mitos de origen, clichés y estereotipos, amantes y amazonas en el Borrador para el diccionario de las amantes de Monique Wittig.

Soy muy feliz haciendo de mí misma en un espacio tan bello y haciéndome cargo de mi identidad inestable de poeta, menopáusica, feminista de las múltiples olas, exmadre, maternomaternizada adoptiva, encuirada comunitaria y qué sé yo qué más.

Qué poeta vaga

¿Cómo puede ser???? Qué barbaridá: 3 entradas solamente en lo que va del 2018. Y dos son de hoy, así que una sola entrada en enero prometiendo cosas que no me cumplí y nada más. A ver si activamos este blog (es la vida que (no) me alcanza)

Mis cotorras

Entro en una conversación sobre pájaros:
que el zorzal que la calandria que el benteveo.

Digo que las cotorritas de mi jardín
se comen los frutos secos del crespón
y escupan hacia abajo las cascaritas.

Alguien frunce la nariz.
Alguien dice qué asco.

¿Por qué el desprecio?
¿No es idílico el pájaro proletario que come y escupe?
¿No es adecuado poner el cuerpo debajo del árbol
para recibir en la cara los desechos?

¿Sólo vale el ave como postal como estampita
campestre como paisaje como lejano
fulgor que no contamina
con color chillón y digestiones?

Tallereando encuirada