domingo, 28 de septiembre de 2014

Poesía, paredes y vestidos con sangre

Ayer estaba (desde el martes que di mi parcial de Linguística) particularmente relajada (vengo bien enjujeñada hace unos días) y no me costó nada salir para Martín Coronado, sola, en bondi, para el Festival V de Vagina. Y mirá que yo soy arisca para ir a leer y me invento excusas todo el tiempo.
Ayer no: pinto pachorra, bolsito, Trenes para vender y/o regalar y llegué. Me imaginaba algo más soleado, en la plaza de la estación y no: era en un lugar cerrado y con una onda más punki que jipi. No conocía a nadie, la gente que me había invitado eran para mí solamente mensajes en face, Magda y Sol estaba ahí desde temprano con su puestito de Vasalissa. Luego del proceso veloz de ajuste al lugar, de algunas sonrisas y presentaciones, empecé a disfrutar de las paredes ideológicas y violentamente contestarias, de los vestidos y saquitos ensangrentados colgados de las sogas, del arte en blanco y negro lleno de consignas.
Fue bueno/raro estar ahí sola (las chicas se fueron a un taller en el primer piso) hasta las 10 de la noche en que se empezó a armar escenario para leer. Hace mucho que no veía crestas tan puntiagudas y nunca había relacionado punk y queer.
Los horarios del tren nos empezaron a apurar, Magda estaba con la bici,asì que pedí leer primera. Mucha verguenza poner en voz alta el "Vení, vení, seguime" que escribí para Gustavo hace 27 años, que él nunca leyó ni escuchó, que yo nunca había leído desde que se editó. Ese solo poema, fue suficiente, solté el mic con mucho calor pero unida de alguna forma al lugar y a los otros poetas: después de todo, en aquella época, yo misma intenté ser menos jipi y más "eso que era él" o que yo creía que era él (por otro lado, el boludo había venido a la tarde a buscar a su hijo para ir a sanmi y yo había estado tentada de decirle que me lleve, que me acompañe, que me aguante, que venga conmigo. Por suerte resistí la tentación: él no era punk ni contestatario ni ná, todo era yo, sólo yo).

Así que experiencia extraña la de ayer. Y hasta vendí dos libritos de mis cuentitos artesanales.

Ayer en el V de vagina

Cada vez que leo en algún lugar tengo la misma sensación: ¿Por qué no lo hago más seguido? ¿Por qué me privo de esto?
Además, ayer supe que todo bien con "Mi tren" pero ya está, hay que dejarlo ir, hay que sacar a la luz todo lo que vino después, todo lo que está burbujeando ahora mismo: que leer un poema mío NO sea hablar de otra, sino sacudirme yo, SHO mismita.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Un poema conchudo es un bicho

Un poema conchudo es un bicho
que viene así atropellando
en versos piernipeludos despeinados
reidores puteadores sin
maquillaje.
Versos sin nada de rubores ni pudores
ni rostros ni languideces.
Versos sin emociones puras llenos de
contradicciones que las vecinas
no podrían leer sin decir por lo bajo y muchas veces
qué barbaridá qué barbaridá.

Un poema conchudo es un bicho
que una no sabe bien con qué alimentar
cuadrúpedo zancudo abisal
un monstruo ciego sordo mudo
que no conoce más epifanías
que la que una siente en el sillón de la dentista
manejando a 80 por acceso Oeste
o un martes a mediodía
en la plaza central
de Humahuaca.

Poemas conchudos y/o vaginales

Pienso en leer en el Festival del sábado que viene, V de Vagina, para el que fui propuesta por amistades feisbukeanas misteriosas y al que acepté encantada, y se me ocurre que no puedo defraudar al público de mis "estados alterados" leyendo mis poemas peinaditos. Y hete aquí que ¡NO TENGO POEMAS CONCHUDOS! Y menos vaginales, qué barbaridá. Puedo imaginarme muchos poemas conchudos, ellos mismos, los poemas, digo, conchudos en sí mismos además de tocar temas de conchuda. Pero no sé cómo sería un poema vaginal. Me quedan tres días para resolverlo. O pedir disculpas, el sábado, por la conchudez.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Vamos a leer acá



Yo no dije nada y en el nuevo afiche, del 24 de septiembre, me agregaron el Irupé. Hay gente que sòlo me reconoce por él: Irupé, que es mío mío mío.