Mi gata negra está
acá
sentada en el borde
de mi ventana de madera.
Mira un rato para adentro
gira
mira ahora para afuera.
Juntas vemos:
la mesa con el mate y la pava,
abandonados,
la enredadera que mi hija
acaba de transplantar,
las cotorritas
verdes
en bandadas
que comen y escupen hacia el suelo
los frutitos redondos
del árbol del fondo.
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