martes, 8 de noviembre de 2011

Ni el viento movía los molinos

EL HÉROE

1. ARMARLO




Me gusta pensarte heroicamente
yendo hasta ese punto
conquistando el objetivo
luchando con algún monstruo enemigo
cuyas cabezas o brazos infinitos
habrás cortado al terminar el día.


Me gusta jugar el papel de inspiradora
de esperadora
de heroína
quieta que recibe
a su hombre vencedor.
Me gusta
abrirte los brazos y escucharte
la narración detallada de aventuras
enredarte en los círculos concéntricos
de mi propio heroísmo receptivo
enredarte en los caminos curvos
que le gusta recorrer a tu cariño
al final de toda
tu jornada lineal.





2. DESARMARLO


Hoy nos toca desarmar al héroe.
Si total...
fui yo quien le puso
la armadura de cartón pintado
el morrión que apenas ocultaba
la mueca de pánico
los ojitos
de pobre niño extraviado.
Si total...
fui yo quien le hizo
vivir aventuras increíbles
movido
por hilos que partían de mis manos
animado
por quien se creía
doncella en peligro y sólo era
la soñadora
la quijotizada
la creadora del personaje de la intriga del
escenario
la fantaseadora
la única
que veía gigantes y castillos
donde ni el viento movía los molinos.

2 comentarios:

  1. Ni un comentario a este poema en forma de manual y ojo cuando digo manual no le estoy quitando ni un ápice de su belleza.

    En fin, ese el precio de la poesía, que a veces nos ignoran tanto...

    Un placer encontrar su blog
    un saludo literal y literario.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Cielo. Yo soy medio escondedora así que ni me preocupo de que "me ignoren".

    ResponderEliminar