domingo, 2 de octubre de 2011

En la palma de la mano

En un primer momento, escribir es para mí una necesidad fisiológica, tan urgente como hacer pis.
Después, cuando hay que corregir, una ansiedad tremenda de que el alivio, la felicidad que me produjo a mí tal "descarga" se transforme en una pieza de felicidad para el que lee. Quiero que alguien se sienta delante de lo que yo escribo como yo me siento delante de algunas cosas que leo: la seguridad de que ese conjunto de imágenes y palabras es único, que soy diferente ahora que lo leí, que quiero volverlo a leer y agarrar ese poema/cuento/novela como se agarra un canto rodado de los lindos y se lo hace rodar, girar y se lo esconde en la palma de la mano.

3 comentarios:

  1. Hola Paula, me gusta mucho como escribís, gracias! me llevo tus piedras extrañas par mi colección, Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Es cierto Paula, me pasa lo mismo. El cincuenta por ciento de las cosas que escribo las termino rompiendo. El enamoramiento inicial termina desplomándose cuando leo lo que escribí un tiempo después. Por ello, hay que dejar macerar los escritos antes de publicarlos. Un beso.
    Te sigo.

    ResponderEliminar