El cauce y la encauzado, el dique, la inundación
Paula Irupé Salmoiraghi
Suelo descubrir en mí, a veces,
no me pidan frecuencias ni causas valederas,
un resquicio de odio puro puro.
Lo sublevan algunas personas
en particular, algunas
situaciones repetidas,
algunas injusticias
generalizadas.
Lo siento nacer y amenazar con el desborde,
a mi odio pequeñito y filoso.
Lo llevo,
no digamos que amorosamente, pero sí
con cuidado y tesón,
hacia espacios de mi ecosistema
donde no pueda hacer daño,
donde sus oleajes se confundan
con aguas sanadoras.
Así escribo, leo, blogueo, investigo, tejo, anoto ideas,
puteo a quien me molesta, mando a la mierda
a quien vengo hace años perdonando,
hago versos, planto gajitos, tomo mate. Y el odio se diluye.
(Inédito)
No hay comentarios:
Publicar un comentario