Ninguna prueba
Paula Irupé Salmoiraghi
No tengo ninguna prueba
de que mi madre me haya querido.
Ningún gesto guardado
en la memoria de mi cuerpa niña,
ningún abrazo
grabado en la rebeldía adolescente,
ningún tono de voz que no haya sido
reclamo o reproche,
ningún llamado los domingos por la mañana
que no implicara o exigiese
examen o pasada
de factura.
Quería mucho a mis hijes
eso es cierto. Pero tal vez
les quisiese tanto porque creía
que ni eso podía
yo hacer bien.
(Inédito)
No hay comentarios:
Publicar un comentario